Splinter Cell: Blacklist – El glorioso retorno a las sombras
La reseña número 10. Hace 10 sábados que comenzamos esta temática nueva dentro del blog y es gracias a ustedes, los lectores, que podemos continuar con ella. Queda demás agradecerles por el aguante que siempre nos hacen, y de forma muy especial en esta reseña nº 10, gracias a nuestro lector Riki Insfrán, quien propuso este genial juego para la reseña de esta semana. Ahora sí, manos a la obra.
Splinter Cell: Blacklist, la última entrega de la saga desarrollada por Ubisoft en ser lanzada durante el mes pesado. Para los que disfrutamos de juegos estilo sigilo como Metal Gear Solid, por dar un ejemplo, les tengo buenas noticias. Blacklist da un paso atrás al desenfrenado y frenético estilo de juego de acción con el que nos encontramos en la entrega anterior a esta, Conviction. Recuerdo hace algunos años haber jugado unos 15 minutos al Splinter Cell: Conviction antes de decirme “Esto no es Splinter Cell”; no es que el título sea… malo en sí, es algo parecido a lo que debatimos en la reseña anterior con Metal Gear Rising: Revengeance, con la diferencia que Conviction si forma parte de la línea argumental principal en la saga de Splinter Cell. En fín, retomando, Blacklist da un paso atrás a lo que era Conviction para volver a sus raíces: al sigilo, a las sombras, a lo táctico. Aun así, tiene la sinergía suficiente como captar la atención del público actual de jugadores, de esos que prefieren repartir bala a diestra y siniestra. El resultado: un Splinter Cell de “estilo libre” que es reconfortante, no importa de que manera uno lo juegue.
Aunque todo suena fabuloso, y de hecho lo es, tiene sus falencias. Primeramente está el reemplazo de Michael Ironside como la voz de Sam Fisher en esta entrega, lo cual no es mucho de mi agrado. No es que la nueva voz sea mala, es más bien… como si no diera todo de sí, sin mencionar que hace a Sam que suene como enojado todo el tiempo. Así también, moviéndonos al apartado gráfico, el acabado de los escenarios y los efectos de luz son pasables; puediero haber hecho algo mejor en mi opinión. Aun así, como es característico de los Splinter Cell, tendremos que infiltrarnos en varios lugares pintorescos y geniales, ya sea un faro en medio de una noche tormentosa, un búnker super secreto del gobierno, o la mansión del malo de turno en Ciudad del Este, Paraguay (si, leyeron bien. Estamos dentro de un videojuego). Cada nivel está diseñado para transmitir al jugador esa sensación de infiltración, el que es un espía en un lugar donde se supone no debería estar.
La historia, por otro lado, es un punto a favor que tiene Blacklist: la amenaza de los terroristas estadounidenses es bastante convincente y real, a veces dando la impresión que es muy probable que un escenario similar se de en la vida real, y como a la cabeza de la organización conocida como “Los Ingenieros” se le da un enfoque humano, una vez que sus verdaderos motivos se dan a conocer. Otro genial detalle implementado en el juego es el usar como menú de juego la base de operaciones de Sam y su equipo, en este caso en los aires dentro del avión denominado “Paladín”. Dentro del avión puedes hablar con tus compañeros entre las misiones, revisar tu progreso en monitores virtuales, y comenzar sesiones en Modo Cooperativo o Multijugador.
Bueno, a partir de aquí rara vez leerán alguna queja de mi parte. Para los que van siguiendo mis reseñas, es aquí donde comienzo a hablar del apartado jugable, y que ganas tengo de hacerlo. Es acá donde tocamos el plato fuerte: el glorioso regreso del estilo “sigilo en las sombras” que hace de Splinter Cell el genial sandbox que es en primer lugar. Las elecciones, la forma en la que decidas jugar es el mantra en cada misión, si no en cada situación posible a la que podrías enfrentarte en Blacklist. Es inevitable a veces encontrarte en situaciones donde los desarrolladores parece que nos fuerzan a entrar a lo Rambo, repartiendo tiros a la cabeza con una precisión de aquellas, pero incluso frente a tales situaciones es posible implementar el sigilo, aunque te desvenarás la cabeza pensando como hacerlo. Volviendo a la parte de las elecciones, para tal cometido el juego nos provee de una amplia selección de herramientas y armas para jugar de la forma que quieras. Puedes saltar a la acción usando rifles, escopetas, pistolas, y granadas. O tal vez prefieras hacerlo de la forma no-letal. Personalmente, escogería la no letal; fue como lo dije en la reseña de Tomb Raider: hay algo de satisfactorio en ser el cazador y no la presa.
Por cada baja que consigas conseguirás dinero, que te permitirá comprar y/o mejorar tus herramientas, como tus lentes de visión nocturna por ejemplo. Cada acción que realices se contarán al final de la misión como una acción de estilo Ghost, Assault, o Panther, recompensando al jugador con logros in-game si logra perfeccionar cada estilo. Y hablando de perfeccionar, y volviendo a recalcar que si son como yo y prefieren encarar las situaciones desde un ángulo no-letal, entonces el modo Perfeccionista les encantará, elevando la dificultad de juego a tope. Si aceptan el desafío, este imperdonable pero provechoso modo les hará ver como Splinter Cell debe de ser jugado: todo un fan-service a los jugadores que adoran la saga y/o un estilo sigiloso de juego.
Moviéndonos a las interacciones Multijugador, los mapas Cooperativos están muy bien diseñados a pesar de transmitir una sensación de “divide y conquistarás” en lugar de “la unión hace la fuerza”, en donde los desafíos y objetivos mantienen el juego fresco. Sin mencionar que es muy divertido infiltrarse por ahí con otro amigo espía en los niveles que Blacklist ofrece. Sin embargo el plato fuerte del Multijugador es “Spies vs. Mercs”, un modo asimétrico que no se veía desde Splinter Cell: Chaos Theory, allá por el 2005. Está versión más moderna y de ritmo más rápido no es tan tenso como el original, pero sigue fiel a este en cuanto a lo sadísticamente divertido que es, ya seas del equipo de los Espías o los Mercenarios. Puedo asegurarles que más de uno jugará el modo Multijugador por mucho, mucho tiempo.
Concluyendo, debo decir que el título superó mis expectativas sin duda. De vuelta, pudieron pulir el apartado gráfico un poco más, pero eso si: la jugabilidad es… soberbia: muchas herramientas y armas de donde elegir, alto valor re-jugable, y geniales modos Multijugador que por si solos son bastante sólidos; y eso que no soy fanático de los Multijugadores. Solo he jugado tres títulos de Splinter Cell hasta la fecha, y después de ese sabor algo amargo que me dejó Conviction luego de haber jugado Chaos Theory, me alegra ver que los chicos de Ubisoft se pusieron las pilas para traer de vuelta a Splinter Cell y Sam Fisher a donde pertenecen: en las sombras. Nota: 9 de 10.
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