Metal Gear Rising Revengeance: El Raiden Gaiden
¡Buen fín de semana para ustedes, lectores de La Srta Ou! Hoy volvemos a retomar la tan acostumbrada sección del Videojuego de la Semana como cada sábado, y que mejor forma de hacerlo que hablando sobre uno de los títulos más controversiales que se han lanzado en este año. Me refiero nada más y nada menos que a Metal Gear Rising: Revengeance.
El Raiden Gaiden. “¿Qué es Gaiden?” se preguntarán. Gaiden es un término japonés que describe una historia paralela dentro de otra historia. Para dar un ejemplo sencillo: muchos fans aquí supongo que, así como los videojuegos, disfrutan de los animes como Dragon Ball, Naruto, Bleach, entre otros. ¿Quién no recuerda en Dragon Ball, donde veíamos como en un futuro alterno un Gohan adulto entrenaba a un Trunks en sus años de infancia? O en Naruto, donde el infame Kakashi Gaiden nos relata como Kakashi Hakate consiguió el tan prestigioso Sharingan. Esos son Gaidens. Y eso es lo que uno primeramente debe tener en cuenta a la hora de mirar Metal Gear Rising: Revengeance.
Los juegos de Metal Gear, la famosa saga de videojuegos creada por el conocido Hideo Kojima, siempre se han caracterizado por su infame eslogan: “Tactical Espionage Action”, en español Acción de Espionaje Táctico. Quiere decir que Metal Gear es la saga pionera por excelencia en el género de los juegos de sigilo, siendo Revengeance “la oveja negra”, el título que rompe esa larga tradición. Claro, hay ocasiones donde el sigilo se toma como una ruta alterna, pero el juego siempre se centrará más en luchas cuerpo a cuerpo y confrontaciones directas. Es por eso que Revengeance no ha sabido ganarse el visto bueno para todos los que conocemos la saga en la que Kojima ha estado trabajando por más de 25 años. Y en opinión personal, que el juego lleve en el título “Metal Gear” ya es mucho peso; el mantener en alto el nombre de una saga que supo dejar huella hasta hoy día. Pero de vuelta, esto es un Gaiden. Si lo analizamos a Revengeance como lo haríamos con cualquier Metal Gear, obviamente se lo podría catalogar como “el peor Metal Gear de la historia”, por eso hago hincapié en que este juego es un Gaiden, y que si se lo analiza de esta manera, nos encontraremos frente a un título bastante sólido y que es capaz de mantener al jugador promedio enganchado por horas y horas.
Más que una reseña formal, creo que esta vez será más una experiencia propia que tuve con el juego. No lo analizaré de la forma habitual que llevo haciendo, y lo primero que se me viene a la cabeza es que debo admitirlo: al principio cuando ví el primer video de Revengeance me sentí algo… no se, como no emocionado. “Esto no es Metal Gear”, me decía; estaba en el grupo de fanáticos que… no repudiaba Revengeance, pero que simplemente no le gustaba, no le atraía. No fue tampoco al punto en que lo consideraba un sacrilegio a la saga y que merecía cortarse las venas. Lo que sí cuando decidí darle una probada, me dí cuenta de lo equivocado que estaba.
Equivocarse está bien, a mi parecer. Equivocarse es la mejor forma de aprender y de rectificarnos. Y lo reconozco, me equivoqué grande con Metal Gear Rising: Revengeance. Primeramente, cuando supe que el desarrollo corría por cuenta de los chicos de Platinum Games, inmediatamente eso sirvió para distanciarme aun más del título. Y es que los que hemos jugado o escuchado sobre el juego Bayonetta por ejemplo, ya nos podíamos dar una idea de lo denso y nada fácil que sería este título. Aún así, nunca me imaginé que de los videos en YouTube y de conocer esa noticia, a mi primera experiencia con el juego, y luego con la segunda a la hora de escribir esta reseña, habría un gran abismo en mis consideraciones anteriores con la actual, porque me percaté que muchos de los “problemas” en los que me había fijado no solo eran inexistentes, sino que son detalles espectaculares que hacen de este juego lo que es.
Una vez más se puede apreciar la tan característica fórmula del equipo de Platinum Games: un juego robusto, rejugable, y adictivo como solo ellos saben hacer, que pone nervioso a más de un “machaca-botones”, y que agasaja y premia a los jugadores que se toman el tiempo en dominar todas las mecánicas que ofrece, ya sea bloquear, esquivar, o el sistema de combos. Recuerdo que mi primera partida fue en Difícil, y debo decir que la curva de aprendizaje no es flexible al comienzo, pero el truco está en no soltar el juego; una vez que se adaptan al desenfrenado ritmo del título, no querrán despegarse de sus sillas.
Así también como lo mencioné anteriormente, uno de los problemas que tiene Revengeance es justamente ese “Metal Gear” en el título y de la influencia de Kojima. Aún recuerdo ese E3 del 2009, donde más de uno seguro contuvo la respiración al ver a Hideo Kojima en la conferencia de Microsoft, anunciando posiblemente que Metal Gear Solid 4 también iba para la Xbox 360, pero en cambio anunció Revengeance. Posteriormente reinó el silencio alrededor de este título, solo para enterarnos más tarde de los problemas que surgían durante su producción. Fue así como en el 2011 se anunció oficialmente que el juego ya no corría a cargo del equipo de Kojima, si no de Platinum Games. A lo que quiero llegar es esto: no prejuzguen las cosas, estamos frente a un Rising, no un Solid. De nada sirve dar comparaciones, arremeter contra Kojima por el cambio drástico, o demás arbitrariedades. Este “Metal Gear” no es “Metal Gear”, y de carecer de ese nombre en su título es probable que hubiesen existido tanto más libertad creativa como menos mal ojo por parte de los jugadores y menos excentricidades “a la Kojima”, de esas que le dan sazón a Solid, pero que en Rising se sienten superpuestas y que en muchas ocasiones parecen sobrar.
Eso sí, ahora llegamos a donde quiero llegar: analizar el juego si necesidad de estar atado a ese “Metal Gear” que parece obligatorio. El título es espectacular de principio a fin, con cinemáticas a la altura y una gran variedad de situaciones. Lo malo es que estos dos factores se diluyen en conversaciones y tramas algo absurdas, elementos que aportan el toque de humor a los títulos de Platinum Games, pero que aquí parecen que quieren ser tomadas en serio. La historia nos traslada al año 2018, 4 años después de Metal Gear Solid 4, y donde la guerra, en teoría, ya no es una economía con la que se busca lucrar. Aun así, sigue habiendo gente que quiere ver que el dinero siga fluyendo no importa la forma, y será tarea de Raiden y el grupo conocido como Maverick Inc. intentar el impedirlo. También encontremos muchas referencias al universo de Metal Gear, así como sobre el pasado de Raiden, y la posibilidad de comunicarnos con nuestros compañeros durante la batalla vía Códec, que además de expandir aun más la trama, puede ser una herramienta muy útil, dando al jugador consejos sobre como enfrentar a los enemigos y mucho más.
En cuanto al apartado jugable, se tienen dos barras. Una para la vida, y la otra que representa las Celdas de Combustible; esto es vital para poder realizar el “Blade Mode”. El “Blade Mode”, argumentalmente hablando, permite a Raiden supercargar sus reflejos y aumentar su fuerza muscular, simulando una aparente ralentización del tiempo, permitiendo realizar cortes precisos y letales. El “Blade Mode” dura lo que las Celdas de Combustible, dicho de otro modo, hasta que se vacíe la barra. Como dije anteriormente, Revengeance premia a los jugadores que se toman el tiempo en aprenderse las mecánicas de juego, y el “Blade Mode” no es la excepción. Durante el “Blade Mode” uno puede visualizar el punto débil de un enemigo, y si logramos cortarlo en ese exacto punto, se nos llevará a un QTE donde Raiden extrae y aplasta la columna de su oponente a lo “Ninja Gaiden” (en realidad, no son columnas, son electrólitos de Celdas de Combustible). Dicha acción recarga tanto la salud como las Celdas de Combustible de Raiden a tope de vuelta, y en el juego se la denomina “Zandatsu” (corta y agarra). En palabras, toda esa mecánica parece algo compleja y difícil, pero una vez control en mano, es de lo más natural y sencilla: cortas el punto débil de un oponente, extraes sus Celdas de Combustible, y repites el proceso con otro enemigo. Así sucesivamente hasta conseguir el mejor Rango posible.
Y es que Metal Gear Rising: Revengeance obliga al jugador a aprenderse los combos, se le exige precisión y habilidad, sobre todo si buscas conseguir el Rango de Combate S durante las batallas. Metal Gear Rising: Revengeance utiliza un sistema de progresión basados en puntos de experiencia dependiendo de que tan bien lo hagas en batalla. A partir de aquí ya es algo obvio: mientras mejor lo hagas obtendrás un mejor Rango, y por tanto más puntos, que te permitirán conseguir nuevos combos y mejoras para Raiden sucesivamente. Así también tenemos las llamadas Misiones RV, fuera del Modo Historia, donde también podemos acumular experiencia, pero así también obligan al jugador a perfeccionarse aun más si es que quieren conseguir dichos puntos, ya que las Misiones tienen objetivos específicos que no son nada fáciles. Más de uno creerá ser un maestro en el Revengeance si es que tuvo la paciencia de terminarse el Modo Historia; jueguen las Misiones RV y se darán cuenta que equivocados están. Verán como las Misiones, a pesar de ser tan difícil, son a la vez muy viciantes. El Modo Historia es bastante corto la verdad, dura aproximadamente de 7 a 9 horas, pero si terminaron enganchándose con la trama o si simplemente son de aquellos quienes gustan de masacres desenfrenadas a tutiplén, van a querer jugarlo de vuelta.
Ahora, en cuanto a los apartados tanto jugable como gráfico puedo decir que ambos son excelentes, siendo algo que se destaca por encima de todo el trabajo de animaciones y la banda sonora. El ver en pantalla la forma en que Raiden blande la espada con total naturalidad como si fuese un verdadero maestro samurai es sencillamente fabuloso, cosa que solo creía capaz ver en una película. También la gran variedad de enemigos, así como su estética y sus recreaciones de lucha, también son dignas de elogio. Lástima que los escenarios, aunque variados, a veces no están a la altura de los personajes. Moviéndonos a la banda sonora, debo decir que no hay palabras para describir lo asombrosa que es. Es más, a criterio personal, creo que la banda sonora es digna de tener su propia reseña aparte; la sinergía que posee y lo bien que combina con la acción desenfrenada que ofrece el título es sencillamente espectacular.
Finalizando, de la misma manera en la que en la trama se presentan dos caminos, la visión de Raiden de un futuro de paz y la de su pasado como niño soldado despiadado en el campo de batalla, a Metal Gear Rising: Revengeance también lo podría comparar usando la misma temática. Por un lado, tenemos la exigente y sólida jugabilidad de los títulos de Platinum Games. Y por el otro, también los estilos cinemáticos y demás excentricidades características de Hideo Kojima y sus Metal Gear Solid. Se nota la mezcla, pero ya sea por el algo problemático desarrollo por el que paso, por brusco cambio de desarrollador, o por los años de espera, que se notan así también algunos detalles que faltaron pulir. No obstante, el resultado final es impresionante. Un título de acción desenfrenado, intenso, y con un alto valor rejugable, que a fin de cuentas es lo único que importa, al menos para mi. Nota: 8.5 de 10.
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