Matsuri Time!
Debo admitir que durante el transcurso de mi vida no he estado tan ligado a la cultura nativa de mi padre por diversos motivos, más externos que propios. No obstante, siempre hago un esfuerzo para poder participar y comprender todo lo que simboliza tener tan hermosa e histórica ascendencia. De hecho, cada vez que hay eventos así salto de alegría por la sensación que me otorga. Además de sentirme como en un animé (?) siento que me conecto con esa parte y me siento en un ambiente tan familiar. Bueno, es esa sensación de vivir otra cultura la que les vengo a compartir.
Japón, compuesta de distintas provincias con sus peculiaridades propias, es un cúmulo de tradiciones que no quedaron atrás nunca y que fueron traídas por los inmigrantes al Paraguay. No obstante, el denominador común en todas ellas es el matsuri, festividad en la que siempre se agradece (por ejemplo, la buena cosecha de arroz) En ellos se realizan muy a menudo procesiones en la que pueden llevarse al dios del lugar (kami) en un altar (mikoshi). Es propio también de los matsuri congregar a toda la ciudadanía, los bailes o danzas ceremoniales, los entretenimientos, los fuegos artificiales y los distintos puestos de comida (así es, tal como lo vemos en muchos de los animé que tanto nos gustan)
Bajo ese concepto, la Asociación Japonesa de Encarnación, con el apoyo de la Cámara Paraguaya de Turismo de las Misiones Jesuíticas, la Secretaría Nacional de Turismo (SENATUR) y la Red Encarnacena de Voluntariado (REV) nos ofreció y mostró el pasado 23 de noviembre a los encarnacenos y a los visitantes de nuestra ciudad parte de esta cultura milenaria y realizó el evento “Costanera Matsuri 2013” frente a las arenas de la Playa San José (lugar en el que se congrega gran parte de la ciudadanía) para agradecer todo lo bueno recibido en el año y crear y seguir fortaleciendo los lazos fraternos de amistad entre paraguayos y japoneses.
El evento contó con la participación de varios grupos, entre ellos el Encarnación Taiko Club, los alumnos y profesores del Nihon Gakko de Encarnación (escuela del idioma japonés), además de grupos intépretes del oni ken bai y sansa odori de la hermanada Asociación Japonesa de Pirapó, ciudad distante a unos 70 km de la Perla del Sur y el Consulado Japonés de nuestra ciudad.
Las actuaciones empezaron aproximadamente a las 20:30 horas, con una agradable danza tradicional realizado por las niñas pequeñas:
Los actos siguieron con demostraciones de los grupos de oni ken bai y sansa odori. El primero de ellos es una danza folklórica de la Provincia de Iwate, del norte del Japón, llamada también ken bai. Su origen se remonta hacia los años 700 D.C., por lo tanto tiene una tradición de más de 1.300 años de historia. La danza incluye máscaras de ogro, manejos de abanicos y espadas japonesas, con el acompañamiento rítmico de tambores, flautas y campanas. Este grupo en particular está conformado por jóvenes sansei (tercera generación nikkei o descendientes de inmigrantes japoneses) y forma parte de la Comisión de Conservación de Culturas Tradicionales de la Asociación Japonesa de Pirapó.
En cuanto al sansa odori es una danza realizada como parte del festival del verano o bon (fiesta de los difuntos), también representativa de la provincia de Iwate. La historia alrededor de esta danza es interesante: cuenta que en las cercanías de la ciudad de Morioka aparecía un demonio que hacía sufrir a los granjeros de la zona. Fue entonces que los granjeros pidieron a Dios que castigue al demonio, quién hizo que este último se arrepienta de todo lo que hizo y pidiera perdón de rodillas sobre una piedra, apoyando sus manos sobre ella. Las manos quedaron selladas en la piedra como suscripción al pacto al que arribaron los granjeros y el demonio. En principio, de ahí surge el nombre de la Provincia de Iwate (iwa = piedra y te = mano). Finalmente, luego del episodio, los granjeros felices bailaron sosteniendo hojas de bambú en las manos. Así comenzó la danza sansa odori, que hoy se baila al ritmo del tambor y de la flauta. El grupo que lo interpretó estaba compuesto de señoras y señoritas de Pirapó y de Encarnación.
Los actos continuaron de la mano de los locales: el Encarnación Taiko Club, un club de aficionados en la ejecución del taiko (tambor ceremonial) que fue constituido en el año 2007, por personas preocupadas en preservar dicha tradición. En aquel entonces empezaron con un solo taiko en el acompañamiento rítmico de la danza tradicional japonesa en los anuales Natsumatsuri (festivales de verano) organizados por la Asociación Japonesa de Encarnación. Hoy, con más de 20 alumnos y más de 12 tambores, se erige como un gran representante de la cultura japonesa. La profesora es la señora Megumi Takahashi.
Los mismos interpretaron varias modalidades, como ser Arashi, Kizuna, Matsuri Daiko, Kenka Yatai, Minakuchi Daiko y Ran. ¿Suena como el playlist de un concierto, no? Pues les aseguro que fue así mismo. Dentro de la tradición japonesa el taiko cumple un rol importante en los ritos y es por ello que el simbolismo alrededor de él es realmente interesante. Empezando por el Arashi (que significa tormenta) y en donde participan chicos y mayores, hace notar en su ritmo la debilidad y la fuerza que puede existir en una tormenta, así como son los sonidos de los tambores. Kizuna significa vínculos, enlace, unión. Mediante este número hace alusión al lazo de amistad y de respeto que existe entre los integrantes del club y ello se ve reflejado en la armonía del sonido. El sonido que unió a todos, el del taiko.

Encarnación Taiko Club.
Por otra parte, Matsuri Daiko, es el sonido que se escucha en los festejos de los templos o en días festivos. Tiene como objetivo concretar la paz, y agradece por el trabajo y la cosecha del año. Kenka Yatai consta de pelea (kenka) y carrozas festivas (yatai) donde dos grupos que ejecutan los taiko se encuentran compitiendo arduamente, pero al final terminan compartiendo sus redobles. Minakuchi Daiko fue una interpretación sorpresa que, como las demás no defraudó y finalmente Ran, que etimológicamente son 2 kanjis o ideologramas japoneses (tanoshii = felicidad, placer y hashiru = correr) fue la combinación de ambos, que se podría traducir literalmente como carrera o trote alegre. Ran es típico de Okinawa, combinando en un tema folklórico percusión con danza y gritos.
Cerrando lo que fue el evento, no podía faltar también una gran demostración de karate, el arte marcial por excelencia de Japón, a cargo de la Asociación Japonesa de Karate:
Finalmente, se cerró el evento con las interpretaciones Miyake-daiko y Odori-daiko para cerrar una magnífica jornada, en donde también se desarrollaron talleres de origami (arte en el plegado del papel o papiroflexia) y de shûji (grafía japonesa de forma artística). También el Encarnación Baseball Club se hizo presente, pues tanto jugadores como padres montaron un stand donde exhibían elementos que se utilizan para la práctica de este deporte, muy tradicional en Japón. Y por supuesto, una gran exposición de gastronomía y un pequeño stand de souvenirs.
Y si les pareció poco todo lo que vieron nos guardamos el mejor vídeo para el final. Les dejo con una gran demostración de una frase que nos llega a la mayoría: “No importa que tan bueno seas en algo, siempre habrá un niño asiático que te supere.” ¡Asian level total!
Qué buen artículo. Lástima no sabía de esta actividad… la próxima asistiré. Felicidades !! :)
¡Gracias por leernos, Sandra! La próxima vamos a avisar con anticipación en la fanpage http://facebook.com/lasritaou :)
¡Gracias mil Sandra! :D Así como dijo Sarah me comprometo a comunicar cualquier actividad que esté realizando la Asociación. Son realmente muy lindas e interesantes y tienen luego la intención de compartir su cultura con todos. ¡ABRAZO!