Madagascar 3: Mi favorita de la semana

La gente de Dreamworks realmente hace magia cuando llena la pantalla de tantos colores, buena música, risas y personajes para guardar en el corazón. A mi me fue imposible entrar y salir del cine sin cantar y bailar la versión afro de la conocida canción “I like it move it, move it” que ya caracteriza a esta película. Así como tampoco pude evitar, y hasta me sorprendió, llorar en dos ocasiones.

La película es tan linda y tan simpática que logra que te sientas de maravillas en el cine. Con el novio estábamos que nos reíamos cada dos minutos y no eramos solo nosotros, era toda una sala riendo a carcajadas viendo a estos cuatro prófugos del circo de Nueva York ingeniándoselas para sobrevivir en Europa, ganar fama en un circo y regresar a su hogar.

En esta que es la tercera aventura de Alex, Marty, Gloria y Melman, vas a conocer a la malvada Chantel DuBois, una agente del departamento de control de animales de Montecarlo que pareciera ser una entidad invencible y que tiene entre sus mayores aspiraciones el conseguir la cabeza de un león para añadirla a su muro.

Nuestros amigos tienen que huir y esconderse de ella, y para ello recurren a la buena voluntad de un circo, pero lo hacen bajo mentiras ya que estos le dejan bien en claro que solo entre animales de circo se ayudan.

Más allá de que hayan mentido y hayan dicho pertenecer al mundo de las piruetas y la cuerda floja para salvarse, nos enseñan la primera de sus tantas lecciones dentro de esta película cuando se ven expuestos a ese nuevo mundo que es el circense, las situaciones extremas son las que muchas veces sacan un lado inimaginable de nosotros mismos y nos muestran que somos capaces de cosas que creíamos imposibles.

Nuevos y coloridos personajes, música para bailar cada tanto en el asiento y tener en la cabeza al salir de la sala y grandes reflexiones durante aproximadamente 110 minutos son el plus que traen en esta ocasión estos cuatro grandes del mundo animal. ¡Y no olvidemos a los pingüinos! Skipper, Kowalski, Rico y Cabo son parte importante de esta historia. ¿Quiénes sino ellos son los grandes cerebros detrás de operaciones tácticas y despliegues tecnológicos dignos de dejar asombrados a los demás animales?

Tampoco olvidemos a Maurice, Mort y al rey Julien; estos simpatiquísimos lémures fueron sin duda la cerecita de varias escenas e hicieron nuevamente que la sala, que estaba llena el día de ayer, vuelva a reír a carcajadas.

De nuevo vuelvo a decir que esta es una maravilla del mundo de la animación. Amo a estos personajes desde la primera película y creo que coincido con muchos de los que fueron a ver esta tercera parte, en que sus pasos por Europa fueron los mejores desde salieron del zoológico y se presentaron en nuestros cines en el 2005.

Madagascar es solo una de las tantas producciones animadas que nos hacen regresar al cine a los grandes para disfrutar de algo que dejo de ser solo para niños hace mucho. Hoy en día nadie es “demasiado grande” para ver dibujitos que le hagan reír con sus aventuras.

Gracias a las grandiosas producciones de Dreamworks, Pixar y Disney, somos muchos los que volvemos a ser chicos en el cine.