La evacuación de Dunkerque
Con el inminente estreno de Dunkerque, la nueva película de Christopher Nolan – a quien quizá recuerden como el director de pequeños filmes como El Caballero de la Noche, Inception e Interestelar – procedemos a spoilearles la película (¿?) con un recuento de lo que fue el incidente de la vida real que inspira al filme.
Lo que nos va a mostrar Dunkerque es lo que en la vida real se llamó la “Operación Dínamo”, quizá uno de los momentos más importantes de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania nazi perdió la oportunidad de probablemente sacar de combate por completo a Gran Bretaña.
Cuando Adolf Hitler ordenó la invasión de Polonia en 1939, dando inicio “oficialmente” a la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania. El alto mando británico envió a su Fueza Expedicionaria (BEF) a Francia para ayudar a defender el país, pero las innovadoras tácticas “britzkrieg” (guerra relámpago) de los nazis acabaron sobrepasando las defensas combinadas de los ingleses y franceses. En mayo de 1940, con una parte de la masiva fuerza alemana avanzando por Bélgica y Holanda, y otra dando un rodeo hacia el Canal de la Mancha (la extensión de mar entre Gran Bretaña y el continente europeo), pronto los aliados ingleses, franceses y lo poco que quedaba de los belgas se vieron totalmente rodeados en el norte de Francia con el mar a sus espaldas.
El 20 de mayo se comienza a planear la Operación Dínamo, la evacuación de los cientos de miles de soldados atrapados, mientras los aliados en Francia comienzan a retirarse hacia la ciudad de Dunkerque, que gracias a sus grandes playas era el punto ideal para evacuar y, por el terreno pantanoso a su alrededor, sería más fácil de defender.
Los ingleses y franceses tuvieron que pelear durante toda su retirada, con los nazis pisándoles los talones, pero el 24 de mayo, por razones no del todo claras, Hitler dio la orden de parar el avance de sus divisiones de tanques, y dejó que su fuerza aérea se encargara de atacar Dunkerque. Cambiaría de opinión dos días después, pero esa decisión dio un respiro a los aliados y les permitió preparar mejor sus defensas.
Mientras numerosas divisiones de británicos y franceses se establecían en los pueblos cercanos y el perímetro de Dunkerque para atajar el avance de los nazis, cediendo terreno de a poco a un gran costo de vidas y equipamiento para ganar tiempo y permitir la evacuación en la playa, una flota de 861 barcos, desde navíos militares hasta barcos pesqueros, yates y ferries civiles prestados a los militares fueron y vinieron desde Dunkerque hasta Gran Bretaña y de vuelta, llevando a casa a los soldados atrapados.
Entre británicos, franceses, belgas, polacos y holandeses, unos 338.226 soldados lograron escapar, alejándose de Francia por mar mientras sobre ellos los aviones alemanes hacían llover balas y bombas, y los pilotos de la Real Fuerza Aérea se enfrentaban defender el escape. Se estima que más de 200 barcos se hundieron, y en los combates aéreos se perdieron 106 aviones británicos y 135 alemanes.
Pero lógicamente no todos los franceses y británicos pudieron escapar. Aquellos que se vieron obligados a detener hasta el último momento el avance de los alemanes no pudieron abordar barcos y los que no murieron en los combates fueron capturados. En total, entre muertos, heridos y capturados, los británicos sufrieron más de 68.000 bajas. Los franceses, que fueron en gran parte los responsables de cubrir la retaguardia, acabaron con 40.000 soldados capturados por los nazis.
Los aliados se vieron obligados a dejar enormes cantidades de equipo abandonado en las playas de Dunkerque, incluyendo cientos de piezas de artillería, municiones, tanques y miles vehículos. Esto dejaría fuera de combate a la mayor parte de las fuerzas británicas por meses, ya que el equipamiento que quedaba en la isla no alcanzaba para abastecer a todo el ejército. La operación Dínamo fue un éxito, pero marcó el punto final de la primera campaña contra los nazis, que primer ministro británico Winston Churchill llamó un fracaso militar enorme.
Con el norte de Francia ahora totalmente ocupado, Hitler dirigió su atención hacia el sur del país, que también caería pronto, y luego pondría la mira sobre el norte de África y Rusia, donde el avance de los nazis sería frenado por los aliados del oeste en el primero de esos lugares y por los soviéticos en el segundo, marcando el comienzo del fin para el Tercer Reich.
Pero para llegar a eso, y al final de los nazis en 1945, harían falta aún varios años de horrible derramamiento de sangre y millones de vidas perdidas.
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