Especiales
Con problemas de concentración, viviendo en un mundo aparte, siempre babeando demás (¿?) “especiales” pero NUNCA defectuosos, habemus muchos y en todas partes. Entre los que caminamos en dos patas (sí, patas) y entre aquellos, que con sus cuatro patitas caminan entre las nuestras, como Domino. Gatito que se suma a este último grupo.
Si aún no lo conocen, déjenme decirles que llegaron al lugar indicado. Hoy vamos a conocerlo :)
Domino no es solo uno de los cientos de michis que Matthew Inman, creador de ese GRAN SITIO llamado The Oatmeal, decidió incorporar a su familia, es también una gran historia que contar y compartir. Así cómo él lo hizo.
Matthew publicó en su página una serie de ilustraciones en las que contaba cómo llegó el pequeño a su casa y todo lo que sucedió una vez que se mudaron de California al norte de Idaho. Al gato lo llamaron Domino por su gran parecido con las fichas blancas y negras del juego de mesa que lleva el mismo nombre.

http://theoatmeal.com/comics/
A poco de formar parte de los Inman, Matthew cuenta que se dió cuenta de que Domino era un gato “especial”. Con los mimos le era imposible no echar espuma por la boca y al correr no podía seguir en línea recta, entre otras particularidades. De todas maneras, esto no impidió que permaneciera en la familia y tampoco que posteriormente se convirtiera en hermano de unos cuantos gatitos más. Unos 16 para ser exactos.
Los 17 se mudaron a Idaho y una vez allá empezaron a desaparecer. Y es desde que sucede esto que al leer la narración de Matthew a una se le enternece el corazón, porque grandes caricaturistas y humoristas para mi son los que como este hombre, saben como ponerte triste y hacerte reír casi en simultaneo.
A lo largo de la historia y siguiendo las ilustraciones, creo que todos van a reír mucho pero también sé que de a poquito van a ir acercándose a un desenlace capaz de hacer llorar hasta a esos que dicen que no lloraron ni con Bambi
¡malditos, robots! (¿?)
Desenlace, moraleja y recuerdo
Esta ilustración tiene de extensa lo que tiene de valor, no es un invento de Matthew y Domino y sus 16 hermanos no son un invento de la imaginación. Existieron y hasta quedaron en el recuerdo de los Inman, de sus vecinos y de todos los que alguna vez conocimos su historia.
Durante los primeros meses en su nueva casa, los gatitos fueron desapareciendo. En gran parte porque escapaban rumbo al bosque y nunca se los volvía a ver. Pero los que sobrevivieron a los “enemigos” de los alrededores y no hicieron más que quedarse en casa durante el frío invierno que se vivió en enero de 1993, no pudieron evitar ser victimas de un terrible accidente que nadie pudo prever.
La casa de los Inman ardió en llamas el 8 de enero de ese año. Afortunadamente, lograron percatarse del incendio y escapar a tiempo. La mamá de Matthew pudo incluso llamar al 911 pero desafortunadamente una gran explosión hizo que los pisos colapsen y la casa terminara envuelta en fuego y posteriormente en cenizas.
Ese día, la familia no solo perdió bienes materiales, perdió a varios de sus miembros. Pequeños, peludos y chiquitos miembros de la familia que descansaban dentro de la casa.
No obstante, el ilustrador tiene un final feliz que contar luego de tanta tragedia. Del batallón de gatos que formaba parte de su vida, el gordito y especial gatito blanco y negro sobrevivió. Caminando, recordando a sus bebes al recorrer al día siguiente los alrededores dónde se encontraba su casa, Matthew escuchó los ruidos “particulares” de su pequeño Domino.
Este 2013, se cumplieron 20 años de ese incidente por lo que la publicación en el sitio web de The Oatmeal puede verse desde entonces. La misma, según escribió Inman, fue la mejor manera de lidiar con las grandes perdidas de ese año. Eso y recordar al final de su relato, que de sus 17 pequeños sobrevivió ese que parecía “dañado” y con “errores de fábrica”.
Count your blessings, even if it’s just an inbred cat”
Me recuerda a Princess Bebé ♥