El sol, la luna y los gatos carey
Hay una leyenda muy linda que habla de los orígenes de los gatitos de tres colores, mejor conocidos como carey. También hay una linda realidad qué conocer sobre ellos pero empecemos por lo fantástico:
Cuenta la leyenda que, hace varios siglos, el Sol le suplicó a la Luna que le tapara un rato, que le diera una coartada para ausentarse del cielo, para bajar a la Tierra y ser libre, aunque sólo fuera un momento. El Sol quería dejar de ser el centro del universo, quería que nadie se diera cuenta de su presencia, pasar inadvertido para sentirse liberado de tanta presión. La Luna, ante tanta súplica, accedió, y un día de junio cuando el sol más brillaba, la Luna se acercó al Sol, y le fue cubriendo, poco a poco, para que a los mortales de la época no les sorprendiera de golpe la oscuridad. El Sol, que desde lo alto hacía millones de años que observaba la faz de la Tierra, no lo dudó, para sentirse libre y pasar desapercibido se hizo corpóreo en el ser más perfecto, rápido y discreto que había: UNA GATA NEGRA. La Luna, perezosa, enseguida se sintió cansada, y sin avisar a su amigo Sol, se fue apartando. Cuando el Sol se dio cuenta ya era demasiado tarde, salió corriendo hacia el cielo y tan rápido huyó, que se dejó en su morada momentánea parte de él, miles de rayos de luminosos y dorados colores, cubrieron y quedaron atrapados en la mágica piel de la gata negra. Desde entonces las hijas de aquella gata llevan el recuerdo de los rayos y destellos dorados que el sol olvidó en su madre, así como su temperamento y sabiduría”.
¿QUÉ MÁS SE CUENTA DE ELLOS?

Mi hermosa Piti
Hay muchas cosas que se dicen de estos gatitos hermosos de tres colores. La más popular de todas es que TODOS los gatos de tres colores son hembras y que no existen los machos carey. Esto es totalmente FALSO. Si bien es cierto que el color naranja en su pelaje está relacionado al cromosoma X (el del gen femenino), es posible, aunque excepcional, encontrar gatos de color tricolor que son machos.
También se dice que estos michos son de la suerte, al menos en algunas culturas. Por ejemplo, cuentan las historias que los marineros japoneses no zarpaban sin una gata carey a bordo porque decían que ellas ahuyentaban los malos espíritus. Por otra parte, en la cultura celta tener una gata carey era lo mismo que llamar a la fortuna a tu hogar. Pero lo cierto es que para los amantes de los gatos, sean carey o no, todos los michis llegan a nuestra vida y nos llenan de una fortuna como no hay otra: su amor, sus ronroneos y cariño incondicional.
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