De la vida real a la pantalla grande

50/50 es una película del director Jonathan Levine, ganador del Premio del Público en el Festival de Sundance en el año 2008 por “The Wackness”.

No dudo que vuelva a recibir varios elogios con esta puesta en escena. Definitivamente las comedias dramáticas se le dan y muy bien ya que esta película es para reír y llorar. Inspirada en una historia real, Joseph Gordon-Levitt interpreta a Adam, un chico de 27 años al que le diagnostican cancer y le dan un 50% de probabilidades de que sobreviva.

If you were a casino game, you would have the best odds.”

Las actuaciones son maravillosas; Seth Rogen que interpreta al mejor amigo de Adam, Kyle, tiene los diálogos más cómicos de toda la película y la terapeuta Katherine interpretada por Anna Kendrick es tan linda que logra ese perfect match que tiene Gordon-Levitt con ciertas actrices en otras películas como en “500 Days of Summer”.

Particularmente, Gordon-Levitt es uno de mis actores preferidos. Verlo a él hace que empatizar con sus actuaciones no cueste nada. Cuando sonríe, sonrió y cuando esta mal, quiero llorar y en la mayoría de los casos me pongo a lagrimear inevitablemente.

Pareciera que llorar es mi manera de expresar cuanto me gusta algo. Me pasa con los libros, películas y series. O capaz es mi manera de expresar que soy una llorona injustificable y no otra cosa (?) De cualquier manera sé que a lo largo de este largometraje a más de uno y hasta al mas Thor (?) le va a costar aguantarse las lágrimas pero si algo les puedo spoilear es que las risas están garantizadas. Tanto es así que Levine bien podría decirnos:

¡Vean la película! Van a llorar muchísimo, sí. Pero por mirarla, ¡Llevense estas risas de regalo!”

De genios podría describirlos a los que hicieron “50/50”. Es ideal para verla con la familia, con los hermanos, con los amigos, solos, con el novio, la novia o como en mi caso, con las mascotas. Y aclaro que con hermanos mayores, porque el lenguaje se excede de tono unas cuantas veces. Si hay algo que hace muy bien el actor Seth Rogen, aunque no siempre resulte apto para todo público, es hacerme reír con sus palabrotas.

En resumidas cuentas, tanto por las actuaciones como por la musicalización y producción, esta película es conmovedora hasta las lágrimas y la comedia perfecta para sacarte risas a los segundos de haberte hecho llorar.