Cuando el amor es para siempre

Una apreciación particular de la muerte es lo que une a Mia Wasikowska y Henry Hopper en este film de Gus Van Sant.

Enoch es un chico que perdió a sus padres en un accidente de auto, estuvo en coma y muerto por unos instantes, pero sobrevivió y posteriormente conoció a Annie, una chica que vive consciente de que no le queda mucho tiempo de vida porque tiene cáncer, pero que tampoco vive preocupada o triste al respecto.

-How are you?
-As always, I’m still dying”

Varios acontecimientos hacen de esta historia de amor y drama una muy peculiar. A los personajes se los siente adultos en algunos de sus diálogos y en sus percepciones de la vida. También hay que destacar el vestuario de estos durante toda la película; se los ve vistiendo trajes, vestidos y accesorios que los hacen parecer mucho mas grandes de lo que en verdad son y esto es algo que también estéticamente se disfruta.

“Restless” es un drama mucho más apagado que “50/50”, aún cuando no faltan el humor y los personajes fuera de serie. Los tonos mismos de los paisajes por los que vemos a Annie y Enoch denotan una película otoñal e ideal para los domingos tranquilos y no para aumentar el volumen de los parlantes un viernes ni aferrarnos a nuestros asientos expectantes.

Admito que al principio me fue difícil mantenerme mucho tiempo frente a la pantalla, pero conforme fue avanzando la historia, me gustó bastante. Si bien al principio no sentí un gran apego por los personajes principales, cuando conocí a Hiroshi, el fantasma de un piloto japonés kamikaze que murió en la II Guerra Mundial, mi curiosidad e interés aumentaron.

A Hiroshi, solo Enoch lo puede ver desde que salió del coma que sufrió luego del accidente vehicular que tuvo cuando regresaba con sus padres de visitar a su tía, con la que actualmente se encuentra viviendo. Lo vio sentado en su cama y con los días fueron conformando una amistad que el espacio tiempo no les impidió tener.

Es lindo ver como pasan el tiempo fantasma-humano, humano-fantasma y las conversaciones que mantienen mientras juegan algún juego de mesa. También son divertidos, curiosos y conmovedores los diálogos entre Annie y Enoch y cómo pasan el tiempo juntos; memorizando nombres de aves, recorriendo velorios o simplemente sentados en la morgue de algún hospital.

Indudablemente, esta película dedicada a Dennis Hopper y escrita en un principio por Jason Lew para teatro tiene un tono más opaco que otras. Pero a medida que avanza, brilla extraordinariamente en contenido y tiene un final que, sin querer sacarles la intriga, lo deja a uno con una gran sonrisa y una calidez en el corazón.