Consultorio de Sonrisas
Las hermanas Ana Ines y Chio Salto son mis dentistas desde hace cinco años y desde ese 2009 puedo decir que mi opinión respecto a los odontólogos cambió completamente. Antes, ir a consultar era casi una obligación, un “SARAH TENÉS QUE IR” de mamá o un “Maldita sea, tengo que ir” mío. Pero cuando las visité a ellas por primera vez todo fue diferente. Ya no era “tener que ir” sino querer hacerlo y un “Dra., ¿puedo ir?”.
Nunca antes hubiera imaginado que los chequeos, tratamientos y demás podían ser actividades insufribles y que ir a la dentista se iba a sentir como ir a visitar a una amiga.
Mi psicóloga, otra profesional a la que amo muchísimo, me dijo una vez que para ella todos tenemos una media naranja para todo y yo creo que es cierto y que tanto Chio como Ane son mi media naranja de la odontología.
No solo tengo una dentista hermosa y divertida TENGO DOS. Ellas siempre están con la mejor vibra a la hora de atenderme y si no vemos la tele mientras me cambian las gomitas, me cantan algo, escuchamos música o hablamos en lenguaje metales-en-la-boca/dentista nuestro de siempre, entendible solo entre nosotras.
La sinceridad es base importante de nuestra relación paciente/doctoras. Si me ajustan los frenillos o me cambian los alambres me avisan al hacerlo que capaz sufra mucho y Ane siempre me pide disculpas un millón de veces hasta la próxima cita. Pero muy pocas veces sufrí los dolores de las consultas. Más que nada siempre los dolores de esos alambres en la boca pero nada fuera de lo normal.
Por todo eso y mucho más, siempre voy a decir que ir junto a ellas es como ir a visitar a unas amigas. Unas amigas que cuidan mis dientes y me hacen sonreír. ¡Feliz día, doctoras Salto! ♥
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