Catching Fire: hablemos de segundas partes
Aprovechando el éxito cinematográfico de la segunda parte de la trilogía de “The Hunger Games”, releí “Catching Fire” por tercera vez. La última vez fue hace más de un año y lo que conseguí con hacerlo ahora fue reafirmar que tengo una debilidad por las segundas partes de las trilogías. Para muchos, la segunda parte es siempre el mal necesario para llegar a la conclusión. Sin embargo, yo no soy fan de los finales. Me importa mucho más ese “cómo se llega al final”.
En “The Hunger Games” vemos a una Katniss que quiere sobrevivir a los juegos por su familia. Se apodera del mal llamado espectáculo y así asegura no solo su supervivencia, sino también la de Peeta.
En “Catching Fire”, las acciones de Katniss y Peeta cobran un significado mayor. Sin quererlo, se vuelven iconos de la rebelión de los distritos hacia Panem. Lo extraño de este libro es que lo de la rebelión está superpuesto por todo lo que le pasa a Katniss: su drama romántico, el show que tiene que armar para calmar al Presidente Snow, y los juegos número 75 que la vuelven a arrastrar a la arena. Me gustó que ese problema más grande no estuviera contado explícitamente. Mientras ella intenta mantener la cordura, el mundo está cambiando. Los distritos, llenos de esperanza, empiezan a contraatacar.
Al mismo tiempo, Katniss lidia con sus conflictos internos. Ella también está harta de los abusos de Panem, de ser un peón en algo que no eligió, y de vivir con miedo de que le arrebaten lo que más quiere. Intenta ser ella misma, pero tiene que seguir actuando frente a las cámaras.
Mi parte favorita del libro es cuando Katniss está en el escenario con Caesar, el presentador. Ella tiene puesto su supuesto vestido de bodas. Cuando gira, el vestido se quema y se transforma en un mockingjay: el símbolo de la rebelión. Ya no recuerdo si era en éste libro o en el primero donde explican por qué los Mockingjays no son tan queridos por el Capitolio.
En una época pasada a la que llaman The Dark Days, el capitolio utilizó a unos pájaros llamados Jabberjays para espiar a la gente. Estos pájaros tenían la habilidad de memorizarse y reproducir conversaciones, y cuando las personas se dieron cuenta de esto, les daban información falsa. Fue el experimento fallido más grande del Capitolio y sigue siendo una vergüenza hasta ahora. Soltaron a los Jabberjays con la esperanza de que mueran, ya que no había pájaros hembras de la especie. Pero estos se procrearon con las hembras de los Mockingbirds, y así salieron los Mockingjays. Ellos no tenían la capacidad de memorizar, pero sí de repetir.
Disculpen la digresión, pero me acordé de esto porque el libro es sobre cómo el Mockingjay se va volviendo un símbolo de esperanza. No solo por Katniss, sino por lo que ellos mismos representan. Y el conflicto que eso causa en ella me llegó mucho porque la vida es así. A veces hay circunstancias en la vida que nosotros no causamos ni queremos que ocurran, pero tenemos que lidiar con ellas. Sin darnos cuenta, muchas veces, llevamos una responsabilidad en nuestros hombros que nosotros nunca asumimos voluntariamente. Y en esos momentos, son nuestros amigos o nuestra familia que cuentan con nosotros para sobrellevar lo que ocurre. No nos queda más que asumirla y salir adelante. Cuando ella se transforma físicamente en un Mockingjay a través de su vestido, es como que la realidad le golpea. Sabe que Snow no va a estar contento, pero ya no puede hacer nada al respecto. Es lo que es, y tiene que asumirlo.
The bird, the pin, the song, the berries, the watch, the cracker, the dress that burst into flames. I am the mockingjay. The one that survived despite the Capitol’s plans. The symbol of the rebellion”
En cuanto al estilo de la novela, es un poco más lenta que “The Hunger Games”. La acción viene recién hacia el final. Pero el punto de vista de Katniss que cuenta todo en tiempo presente le da esa urgencia que nunca lo hace aburrido. Y al igual que “The Hunger Games”, está lleno de sutilezas que después vuelven más importantes.
No discriminen a los libros del medio. Ellos son muchas veces el sostén de las mejores historias.
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