Assassin’s Creed IV: Black Flag – La Era Dorada de la Piratería
Assassin’s Creed IV: Black Flag es una secuela bien hecha y extensa que se centra en la libertad de un mundo abierto y de lo divertido que puede llegar a ser, deshaciéndose en el proceso de ese peso extra que a cierto grado hundió la ambiciosa pero desequilibrada aventura que presentaba su predecesor, Assassin’s Creed III. La recreación de la Era Dorada de la Piratería de Ubisoft comienza en 1715, y la presentan con un tono ligero muy apreciado que asegura un juego entretenido en líneas generales.
Navegar a través del inmenso Caribe, explorar islas vistosas y únicas, y meterte en cualquier tipo de situación que sabes te van a acarrear problemas y que podrás resolver a puños, con espadas, o disparos es lo que Ubisoft propone para esta nueva entrega de su conocida saga, y debo decir que esta vuelta la mezcla les salió perfecta, con la dosis justa, no más ni menos, de todo lo arriba mencionado. Sin exagerar, Black Flag me dio una de las experiencias jugables más memorables en lo que va del año; saliendo un poco del tema, este año apenas pude jugar títulos por cuenta propia, así que capaz hayan juegos mejores, quién sabe. Así que reitero que no es exageración.
Black Flag es uno de los títulos que fue pensado tanto para esta como para la próxima generación de consolas. Y aunque no tenga una PS4 o una Xbone para juzgar el potencial gráfico de Black Flag en dichas consolas, ver la versión de PS3 me basta y sobra para decirles que no importa en que sistema lo lleguen a jugar: Black Flag es sin dudas uno de los juegos más hermosos del 2013 gráficamente hablando. Construido sobre el vistoso mundo que nos fue introducido en Assassin’s Creed III, volvemos a encontrarnos con zonas donde prevalece la naturaleza, aunque esta ocasión con un toque más tropical y no tanto el boscoso, y los extensos mares donde los efectos de agua son increíbles. La manera de como se ubica la cámara cuando tu barco alcanza la máxima velocidad, el realista sonido del viento, y las puestas de sol con un toque rojo sangre y anaranjado son otros ejemplos de lo increíble que es el apartado gráfico. Así también el apartado sonido no decepciona, con lo característico de las entregas anteriores; entre ellas una banda sonora de nivel hecha por un compositor de nivel, siendo este nada más y nada menos que Brian Tyler, compositor en varias películas bien conocidos como Rápido y Furioso y Iron Man 3.
Black Flag aprende de uno de los errores de su predecesor, las 10 largas horas introductorias algo banales, y nos ubica directamente en donde está la acción, con una primera misión bastante estimulante y épica. Luego de eso, te tocará ponerte en las botas manchadas de sangre del agradable y vivaz Edward Kenway, abuelo del anterior protagonista Connor; a partir de este punto el mundo comienza a desenvolverse y te permite vagar por sus vastos terrenos y sus aguas inexploradas. El tamaño del mundo de Black Flag es asombroso, y el hecho de que rebosa de actividades secundarias divertidas y excitantes elimina la tediosa sensación de ir del punto A al punto B.
Y es que una vez que cuando decidas ignorar la línea de misiones principales y “tomarte un descanso” jugando a lo GTA, Black Flag se vuelve aun mejor. Se podría decir que te trata como a un adulto, dejándote explorar su mundo lleno de cosas por hacer a tu antojo. ¿Quisieras buscar secretos de los Templarios en la enorme ciudad de Kingston? O tal vez prefieras comprar un pequeño bote pesquero y cazar mortíferas criaturas marinas como tiburones y ballenas, con el objetivo de usar la materia prima y las ganancias monetarias que te proveen para mejorar tu equipamiento. Y si todo eso no te atrae, tal vez solo prefieras agarrar tu barco y navegar a un isla remota, donde puedas subir hasta la cima de la montaña y tener una vista impresionante del mundo tu alrededor. Black Flag se trata principalmente de abrazar la libertad que ofrece y de hacer tu propio camino a través de su mundo. Así también hay mucho más sobre que discutir en este apartado, como la evolución del parkour en esta entrega, el como Ubisoft se desliga de su clásica trama del “asesino que lucha por la verdad, la justicia, y la libertad” para traernos un auténtico cuento de piratas, el como el sistema de combate es más divertido, y así como los errores que supieron arreglar y los que me supongo siempre van a estar; esos errores supongo que hacen a Assassin’s Creed lo que es. Tardaría muchísimo si tuviera que explicar cada uno de esos puntos, y ya saben lo que significa: no lo hago por flojera, si no porque es una experiencia tan épica y asomnbrosa que deben vivirla ustedes mismos a plenitud, y sacar sus propias conclusiones.
Moviéndonos al modo multijugador, podría decirse que la misma libertad que existe en la campaña vuelve a reflejarse aquí, y el cual siempre se trata de refinar ese juego del gato y el ratón que venimos disfrutando desde Assassin’s Creed: Brotherhood. Tener que mezclarse entre la multitud y tratar de engañar a los otros jugadores para que crean que eres un NPC controlado por la A.I del juego provee muchos momentos de tensión, violencia, y entretenimiento. Así como con sus predecesores, el modo multijugador de Assassin’s Creed es una sana alternativa a los estándar “Deathmatch”, que se ha convertido en la pauta de muchos juegos con multijugador. Resumiendo, el MP de Assassin’s Creed sigue tan entretenido como siempre, pero no es la razón principal para seguir jugando Black Flag.
¿Quejas? Prácticamente ninguna a nivel general, exceptuando las ya mencionadas fallas que vienen desde el primer Assassin’s Creed. Tengo un dicho algo gracioso pero creo que nada favorable: “Si no tiene al menos un glitch, no es un juego de Ubisoft”. A eso súmenle lo alguito floja que es la trama principal. Y ahora que tocamos la trama principal, voy a aprovechar para decirles que me sorprendió mucho el tiempo que pasé fuera del Animus, en donde tendremos misiones opcionales en primera persona que son sorprendentemente geniales. Como un nuevo empleado de Abstergo trabajando para desarrollar un producto de entretenimiento basado en la vida de Edward, rápidamente te enrollarás en un poco de espionaje corporativo que te llevará a descubrir todo tipo de secretos que da una pista a muchas respuestas a las incognitas que todos ustedes tienen ahora si es que jugaron ACIII, así como sobre el futuro de la saga.
Debo decir que si no me hubiera impuesto a mi mismo un “deadline” para esta reseña, seguiría jugando Assassin’s Creed IV: Black Flag. No tengo dudas de que me habría mantenido ocupado por mucho, mucho tiempo. El poder navegar a donde el viento me lleve y ver en que clase de problemas me iba a meter fue sin duda lo mejor del juego. Concluyendo, mucho más allá del poco entusiasta Modo Campaña, Black Flag nos trae un mundo que rebosa de espléndidos lugares que vistar, increíbles secretos que develar, y nefastos piratas y colonizadores españoles para hincar nuestros sables. Nota: 9 de 10.
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